9 de octubre de 2021. Conforme pasan los años, en diferentes países de Latinoamérica ya se identifican avances significativos en reconocimiento y protección a los derechos de lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex, pero en Venezuela aún las personas diversas viven situaciones constantes de discriminación, ataques contra su integridad física o psicológica, amenazas, homofobia, transfobia, violencias basadas en prejuicio, como ausencia de leyes, políticas e instituciones que les garanticen igualdad en el ejercicio de derechos y libertades fundamentales.
“Prácticamente salí huyendo de Venezuela, la crisis estaba acabando con todo, como: la buena educación, las ofertas laborales y la salud física y mental de la población. Yo quería seguir estudiando, salir adelante y tener un mejor futuro, pero la situación, por la cual, estaba pasando mi país me llevó a migrar, ya que no quería vivir decepciones. Además, las personas que somos diversas somos altamente violentadas, porque no hay progresos en materia de reformas legislativas y políticas que garanticen una igualdad real y efectiva de los derechos de la población LGBTI”, expresa Leander Zárate quien migró a Colombia en agosto de 2018.
Con nacionalidad colombiana, obtenida gracias a su madre, destaca que su llegada al país fue tranquila y sin contratiempos, “pude pasar la frontera de manera regular, tenía todos los documentos necesarios para poder entrar y permanecer en el país”.
Una vez radicado en Colombia, siete meses después, se le abrieron las puertas a una vacante laboral con un operador autorizado para prestar servicios postales de pago en Colombia. “Apliqué a unas ofertas laborales y quedé en una empresa que ofrece convenios de recaudo para pagar facturas de empresas de gas, electricidad y convenios de pago. Estaba muy feliz, pero tiempo después de comenzar a trabajar ahí, la persona que era mi jefa comenzó a mirarme mal y hacer comentarios despectivos hacia mi persona, lo cual, hizo que algunas compañeras se acercaran a mí argumentando que ella se incomodaba conmigo por ser gay. No entendía por qué si siempre la trataba de manera respetuosa, aun así, y sin mayores detalles, fui despedido a los pocos meses de haber ingresado”, comenta.
Como Leander muchos jóvenes han experimentado rechazo a raíz de su orientación sexual, identidad o expresión de género diversa, la cual, para mucho migrantes venezolanos se suma su procedencia de otro país, lo que hace que se enfrenten a actos de xenofobia, “se debe entender que los venezolanos no le estamos quitando oportunidades laborales a los colombianos, al contrario, estamos buscando formas de aportarle al país y contribuir a que siga avanzando. Haber dejado nuestros hogares fue difícil y muchos sueños debieron cambiar. Queremos ser parte de una solución y no de un problema”, señala.
El joven, según su relato, entre sus principales sueños está continuar su preparación profesional como enfermero, ya que debido a la falta de empleo y recursos debió suspender, “después de salir de la empresa que tuve inconvenientes con mi jefa por mi orientación sexual, decidí inscribirme en una institución técnica de Barranquilla para estudiar Enfermería, aunque solo cursé primer semestre, porque no tenía los medios necesarios para seguir pagándola”, manifiesta.
Al principio fue difícil porque deseaba finalizar sus estudios, pero su espíritu, fuerza y alegría lo llevaron a buscar nuevas maneras de formarse, así que decidió revisar qué opciones de tenía el Sena para así tener otras maneras de formarse profesionalmente, aunque no fue posible debido a la validación de sus certificados de estudio, “los desafíos para que podamos integrarnos como población son infinitos, por eso cada día buscaba maneras para hacer frente a eso, así que me dirigí al Sena y me inscribí en un curso de pastelería, pasé todas las pruebas, pero por no tener mis diplomas apostillados se me negó el cupo. Eso me entristeció grandemente, ya que se debe entender que actualmente esa legalización de documentos saldría costosa. Es lamentable que se tengan las ganas, pero por esto no pueda continuar procesos educativos”, indica.
La historia de Leander nos invita a ver cómo se puede encontrar motivación en las experiencias más difíciles, “las personas en Colombia nos han tratado súper bien y en lo particular, estoy encantado con las organizaciones de la sociedad civil que nos han acompañado en este proceso, porque nos han ayudado mucho y me siento muy feliz. Aquí no me han discriminado por ser venezolano, pero lo más duro que he vivido es la discriminación por mi orientación sexual. Ya con el tiempo se aprende a no darle tanta importancia, pero las personas deben comenzar a entender que las personas diversas también trabajamos en nuestro propio proyecto de vida, metas y objetivos. Nuestra forma de amar no debe ser excusa para herirnos o rechazarnos”.
Finalmente, y como dicen en Venezuela “el que no arriesga un huevo no saca un pollo”, Leander continuará soñando y viendo el futuro sin miedo, “seguiré adelante, luchando por lo que deseo alcanzar con dedicación y fuerza de voluntad ya que mis sueños se harán realidad”, puntualiza.
Este artículo fue posible gracias al generoso apoyo del pueblo de Estados Unidos a través de USAID. Los contenidos son responsabilidad de Caribe Afirmativo y no necesariamente reflejan las opiniones de USAID o del gobierno de Estados Unidos.