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El Colectivo Crisálida y la Casa Diversa de la Comuna 8 firman acuerdo de trabajo conjunto con Caribe Afirmativo en el marco del proceso de reparación colectiva LGBTI

La Corporación Caribe Afirmativo, en su compromiso de adelantar agendas conjuntas de diversidad sexual y de género y de promover los derechos humanos de las personas LGBTI, firmó un acuerdo de trabajo con el colectivo Crisálida y Casa Diversa Comuna 8, quienes son los primeros sujetos de reparación colectiva LGBT en Colombia y en el mundo, con el objetivo de trabajar en pro de la construcción de agendas que buscan compartir buenas prácticas en términos de organizaciones e incidencia política.

Este acuerdo de partes tiene como base la confianza de los procesos colectivos, el respeto por la autonomía de las acciones que cada colectivo realice en sus territorios, el ejercicio de compartir saberes y experiencias para la búsqueda del bienestar de las personas LGBTI afectadas por el conflicto armado, y la motivación de la construcción de un futuro posible para todas con el fin de que haya reparación que garantice la ciudadanía plena de las personas LGBTI.

Hay que recordar que la reparación es un derecho del que son titulares las víctimas de violaciones a sus derechos humanos. La obligación de reparar está en cabeza del Estado que, al ocurrir dichas violaciones, incumple las obligaciones de respeto y garantía que tiene a su cargo. En el marco del post conflicto, la reparación ha sido reconocida como la medida de justicia transicional que tiene como objetivo restablecer la dignidad de las víctimas.

Centrándonos en las reparaciones colectivas, en Colombia son relativamente recientes. La primera vez que se denominó como tal fue en la ley 975 de 2005, la cual fue conocida como la Ley de Justicia y Paz. En ella se definió la Reparación Colectiva como un mecanismo para atender las graves violaciones a derechos humanos cometidas en el marco y con ocasión del conflicto armado. En esta norma se iniciaron “Pilotos de Reparación Colectiva”, en cabeza de la ya desaparecida Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) y con el apoyo de la Organización Mundial de las Migraciones y USAID, las cuales lograron realizar los primeros ejercicios de identificación de daños colectivos y medidas de reparación con siete sujetos.

Luego, con la expedición de la Ley 1448 de 2011 conocida como Ley de Víctimas, se consolidó en el ordenamiento jurídico el programa administrativo de reparaciones como un mecanismo colectivo desarrollado en trámites, fases, objetivos y alcances. En el marco del conflicto armado, las personas LGBTI han sido víctimas de múltiples hechos violentos, en donde destacan el desplazamiento forzado, las amenazas y los delitos contra la integridad sexual, en donde son perpetrados por motivación prejuiciosa.

En el informe “¡Nosotras Resistimos!” se encuentra documentado que la violencia por prejuicio en el conflicto armado parte desde la estigmatización, hasta la ejecución de violencias físicas hacia personas LGBT, todo con fines simbólicos o ejemplarizantes, llegando a construirse un patrón de persecución que, a la luz del Derecho Penal Internacional, es un crimen de lesa humanidad.

Si bien no existe información que establezca que en los estatutos formales que dieron origen a esta guerrilla hubiese restricciones o prohibiciones a la diversidad sexual y de género, sí se ha tenido conocimiento, por medio de las voces y relatos de las mismas víctimas, de que personas que fuesen percibidas como lesbianas, gais, bisexuales o trans en sus territorios de control, experimentaron múltiples formas de violencias. Estas violencias integraron un patrón de criminalidad que configuró el crimen de persecución por prejuicios relacionados con las OSIGEG diversas de las víctimas. El patrón de criminalidad estuvo constituido por series de conductas asociadas a amenazas y desplazamientos forzados, violencias sexuales, esclavitud, y homicidios/ feminicidios, que fueron motivadas por los prejuicios basados en las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas de las víctimas. (Caribe Afirmativo. (2019). ¡Nosotras Resistimos!: Informe sobre violencias contra personas LGBT en el marco del conflicto armado en Colombia. Barranquilla – Atlántico)

En Colombia han nacido experiencias genuinas de construcción de la verdad desde saberes, valores culturales y/o prácticas comunales que, de la mano de la memoria oral, han permitido la persistencia de la esperanza. Estas acciones generaron, como un paso adelante, que los movimientos sociales vincularan procesos de reparación colectiva y reconciliación.

Estas reparaciones colectivas tienen un enfoque diferencial de diversidad sexual y de género, lo que representa una diferencia a todo lo que hasta el momento se había trabajado con este tipo de reparación, lo cual es producto del reconocimiento de las muchas resistencias colectivas que las personas LGBTI desarrollaron en el marco del conflicto en el territorio nacional.

Ciertamente, estos no serán los únicos sujetos de reparación colectiva reconocidos, dado que, en el conflicto, muchas personas LGBT han resistido a la violencia. Estas experiencias son algunas de las muchas que las personas LGBT han desarrollado en medio de la guerra, las cuales son el hito para reivindicar la diversidad desde la cotidianidad, la cultura, el arte y la resistencia.