Más reciente Sin Categoría

Caribe Afirmativo lamenta el fallecimiento de Diana Navarro, activista Trans barranquillera

Caribe Afirmativo lamenta el fallecimiento de Diana Navarro

Fallece Diana Navarro, activista trans negra puta y marica barranquillera.

Diana Navarro es una mujer trans barranquillera que, por muchos años, trabajó por la defensa de los derechos de las personas LGBTI, especialmente de aquellas que ejercían el trabajo sexual. Ella “tuvo que huir de su ciudad natal, Barranquilla, hacia Bogotá porque cuando le contó a su padre lo que realmente le gustaba en el sexo, él le dijo que lo ocultara: “¿Qué sentido tiene que una sea y no lo pueda demostrar?”. 

Se escondió durante un tiempo porque era menor de edad y sus padres la estaban buscando, pero cuando cumplió 18, volvió a su casa y se presentó como Diana, desde ahí se habla con su familia a cada rato, “si no llamo a saludar, me regañan; me cuidan más que a mis hermanas”. Diana siguió ejerciendo la prostitución, y cuando pudo ahorrar el dinero suficiente se mudó a Medellín para estudiar Derecho[1].

Como activista, fue la primera persona LGBTI en Colombia en la directiva de un partido político: en 2007 la Asamblea del Polo Democrático Alternativo, la nombro parte de su directiva, siendo la primera mujer trans en América Latina en ocupar un cargo alto en un partido político. Su activismo lo inicio en Barranquilla en espacios culturales y artísticos, ante la hostilidad de la ciudad y la falta de oportunidades, se radicó en Medellín y allí sorteaba su tiempo entre estudiar derecho y el trabajo sexual, al graduarse se radico en Bogotá, donde se dedicó al trabajo comunitario en el barrio Santa Fe (Bogotá) con mujeres trans trabajadoras sexuales, ocupando su tiempo en propiciarles espacios de acogida, representarlas en  espacios judiciales y activar acciones productivas para su sostenibilidad.. Hizo parte del equipo del Ministerio del Interior que realizó la línea base y la política pública nacional LGBTI, dedicándose ella a recoger el país para identificar las principales necesidades del movimiento LGBTIQ, tiempo que aprovecho para acercarse y acompañar iniciativas comunitarias y locales de grupos nacientes.

Luego en el interior del INPEC,  buscando acoger una decisión de la Corte Constitucional para dignificar la vida de las personas trans privadas de la libertad, gestionó acciones concretas, tanto con quienes estaban privadas de libertad como con las autoridades carcelarias en mesas de trabajo lideradas en varias ciudades del país. Si bien, se radicó en Bogotá tuvo una fuerte correspondencia con el trabajo territorial, lo que le permitió acompañar activismos en los lugares más apartados de Colombia, haciendo énfasis en personas de grupos étnicos y en sectores más periféricos. Como abogada, acompañó de forma gratuita exigibilidad de derechos de personas LGBTI, liderando acciones ciudadanas, presentando tutelas y radicando derechos de petición.

En último lugar, se destaca su lucha por la reivindicación del trabajo sexual, acercando los sistemas de salud pública y promoviendo acciones con los gobiernos locales y entornos sociales para la protección de la vida de las mujeres trans en este ejercicio, todo esto desde el reconocimiento de la interseccionalidad en el movimiento social y la urgencia pedagógica de reconocer formas propias de construir y deconstruir la expresión de género desde las realidades locales nombrándose a sí misma como negra, marica y puta.

Desde el inicio de Caribe Afirmativo, fue una aliada en acompañar nuestros procesos de trabajo comunitario y de incidencia territorial, además nos acompañó en el ejercicio de reconocer el valor transformador de la cultura, desarrollándose así un lazo estrecho no solo a nivel de activismo, sino también a nivel personal. En este sentido, Caribe Afirmativo no solo lamenta su perdida para el movimiento Trans y en general para las luchas de las personas sexo-género diversas, sino también como persona y ser humano.

Caribe Afirmativo envía sus condolencias a su familia trans del Santa Fe, hermanas de trabajo y a las que también se autodenominan putas, como ella siempre se reconoció y cuya enunciación promovió el reconocimiento de las personas –especialmente de las mujeres– que ejercen el trabajo sexual. Finalmente, esperamos que sus luchas no cesen con su partida, sino que, por el contrario, se puedan fortalecer a través de la juntanza que seguramente las personas que la seguían y admiraban su trabajo, suscitará.  Y que es tarea del resto de la sociedad civil seguir trabajando por hacer que las negras, putas y maricas –en palabras de ella misma- ejerzan plenamente sus derechos como ciudadanas como tributo a su legado.

Caribe Afirmativo


[1] Una puta dama – Revista Bacánika (bacanika.com)