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Caribe Afirmativo condena el asesinato de Juliana, mujer trans asesinada por un militar del Ejército Nacional en Miranda, Cauca

Con este hecho, ya son 28 mujeres trans asesinadas en el país en lo que va corrido del año, perfilándose el 2020 como uno de los años más violentos para las personas LGBTI

 

24 de septiembre de 2020. Juliana Giraldo Díaz, de 35 años, fue la mujer a la que un efectivo de las fuerzas militares le disparó mientras se encontraba al interior de un automóvil en compañía de amigos y su pareja que es quien hace la denuncia.  Los hechos ocurrieron en el municipio de Miranda, Cauca y sobre el agresor se sabe que hacía parte del del Batallón de Alta Montaña N.°8 José María Vezga, Unidad orgánica del Comando Operativo Apolo.

Como Juliana, ser una mujer trans en Colombia es una carrera contra la muerte, siendo 35 años la esperanza de vida de estas personas, precisamente la edad en la que Juliana fue asesinada. Del mismo modo, las mujeres trans –así como los hombres trans– enfrentan grandes barreras para acceder a la educación media y superior, ya que, a causa de los prejuicios, muchas de ellas no logran concluir siquiera los estudios primarios.

Asimismo, a la hora de encontrar empleo, las personas trans tienen mucho menos acceso a ofertas de trabajo en el mercado laboral formal debido a que su expresión de género aún es percibida como no profesional por muchas empresas y organizaciones. Sin mencionar los múltiples enfrentamientos con los que día a día deben lidia con la Fuerza Pública para no ser violentadas; para poder trabajar; para, simplemente, poder ser quienes son. Todos estos factores -y tantos otros- han provocado que la situación de vulnerabilidad de las personas trans – y especial de las mujeres – se agudice aún más en el país, siendo este el caso de Juliana, una mujer emprendedora que fue asesinada por ser trans, por ser mujer, por ser colombiana.

Sobre el asesinato de Juliana, es posible afirmar que, dado el estado de indefensión en el que se encontraba la víctima, puesto que no existía forma de agresión, porte de armas o comportamiento sospechoso, la actuación de los militares fue irresponsable y desproporcionada, presumiéndose motivaciones prejuiciosas. Lo cual se ha vuelto una práctica recurrente en el país que, si bien no siempre termina en asesinatos, sí ha logrado naturalizar las agresiones que comenten efectivos de la Fuerza Pública en contra de las personas trans de manera sistemática.

En este sentido, es fundamental que se realice un proceso investigativo para que se esclarezcan los hechos, en especial, para que se determine si la actuación realizada por los militares estuvo motivada por el prejuicio en razón de la identidad de género de la víctima. Dicha investigación deberá realizarse desde la justicia penal militar, aplicándose toda la rigurosidad y pertinencia del caso en la medida en que los hechos son denotativos de un exceso y abuso de autoridad, además de que debe aplicarse un enfoque diferencial que permita sopesar su condición de mujer trans.

Desde Caribe Afirmativo condenamos y repudiamos el hecho de que se sigan presentando agresiones en contra de las personas LGBTI y, en especial, contra las mujeres trans por parte de efectivos de la Fuerza Pública, siendo el caso de Juliana uno de esos que tuvo un desenlace mortal, por lo que esperamos que las autoridades competentes den celeridad a los procesos para judicializar y condenar a los responsables de este reprochable hecho.

¡NO MAS IMPUNIDAD!