La construcción de garantías en contra de la homofobia, transfobia, lesbofobia y bifobia debe estar acompañada de la erradicación de la xenofobia y de la construcción de un país en el que las personas migrantes y refugiadas tengan la posibilidad de construir sus proyectos de vida.
22 de mayo de 2024. Las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas normalmente se encuentran en intersección con otros factores de discriminación, como lo es la movilidad humana. Esto ha generado que las personas LGBTIQ+ migrantes y refugiadas, vivan en muchas ocasiones, vulnerabilidades agravadas y discriminaciones interseccionales. Esta situación se agrava aún más por el contexto de violencia sistemática y estructural en contra de las personas LGBTIQ+ en Colombia. Según el Informe Incontables: sin registro no hay memoria de Caribe Afirmativo, 156 personas fueron víctimas de homicidios y/o feminicidios, siendo 46 de ellas personas con experiencia de vida trans (41 mujeres trans, 3 hombres trans y 2 personas no binarias), 46 hombres gais, 31 hombres bisexuales, 12 mujeres lesbianas, 1 mujer bisexual y 20 personas LGBTIQ+ sin especificar. Esto permite concluir que la personas con experiencias de vida trans, y en este caso las mujeres trans, es la más afectada cuando hablamos de la violencia sistemática de las vidas. En este mismo sentido, la CIDH ha informado que las organizaciones sociales latinoamericanas han documentado que la expectativa de las mujeres trans en la región es de 30 a 35 años.
Ahora, siguiendo con la situación de las mujeres trans, Colombia se encuentra con retos importantes para garantizar el acceso a los derechos de las mujeres trans migrantes y refugiadas venezolanas, en clave de una efectiva integración social, económica y cultural. Caribe Afirmativo tuvo la posibilidad de acompañar a tres mujeres trans migrantes venezolanas que cuentan con Permisos por Protección Temporal, los cuales contienen nombres y componente sexo que vulneran sus identidades y expresiones de género. Se sabe que la exclusión del mercado laboral en razón de la identidad y expresión de género “es uno de los factores desencadenantes que pone en marcha un ciclo sin fin de pobreza continúa”.
Por tanto, gracias al poco acceso a un trabajo formal, dichas mujeres presentaron barreras económicas para acceder a sus documentos de regularización con sus nombres identitarios y los componentes sexo con los cuales se identifican, ya que se exige el pago de una escritura pública que no tenían la posibilidad de costear. Se comenzó un camino jurídico a través de una acción de tutela, proceso que lleva más de un año sin ninguna respuesta estatal. Esto es otra demostración de la constante desarticulación que hay entre la institucionalidad, las organizaciones sociales y la cooperación internacional, agravando el trabajo de las organizaciones sociales, quienes terminan por asumir deberes específicamente estatales. La acción de tutela, como mecanismo de protección inmediata de los derechos fundamentales, se ha convertido en este caso en un proceso ordinario, con las tardanzas características de éstos. El hecho de que a la justicia colombiana no le interese el acceso a derechos y la vida digna de las personas con experiencia de vida trans, envía un mensaje de que las personas migrantes y refugiadas, son ajenas a la realidad de este país.
Sin embargo, a pesar de estos retos, Colombia también se ha constituido como una oportunidad para la reconstrucción y reafirmación de miles de proyectos de vida en contextos de movilidad humana. Como lo indica el GIFMM Colombia, en el país se encuentran residiendo al menos 2.9 millones personas de nacionalidad venezolana. Las regiones más pobladas por personas migrantes y refugiadas con vocación de permanencia son: Bogotá con 21%, Antioquia 14%; Norte de Santander 12%, Atlántico 7%, Valle del Cauca, 7%, La Guajira, 6%, entre otros departamentos con porcentajes inferiores. Sin bien son cifras generales, gracias a la incidencia que tiene Caribe Afirmativo en múltiples territorios, se ha permitido observar que las personas migrantes y refugiadas LGBTIQ+ y en especial las personas con experiencia de vida trans, están habitando el país con deseo de permanencia, lo que evidencia las transformaciones que se han venido dando, en las que personas migrantes, refugiadas, colombianas retornadas y comunidad de acogida han estado construyendo un país posible para las vidas en contextos de movilidad humana.
En este sentido, y como lo indica el título, la construcción de garantías en contra de la homofobia, transfobia, lesbofobia y bifobia debe estar acompañada de la erradicación de la xenofobia y de la construcción de un país en el que las personas migrantes y refugiadas tengan la posibilidad de construir sus proyectos de vida y avanzar en procesos de arraigo personal, familiar y social.