Reflexiones en torno al mundo del trabajo de personas LGBTQ+ en Colombia.
1 de mayo de 2023. En el día internacional de las y los trabajadores, conmemoramos las conquistas y luchas del movimiento obrero y recordamos que el trabajo es condición básica y fundamental de la vida humana y fuente de bienes y servicios que satisfacen nuestras necesidades, pero este mundo sigue siendo un escenario hostil para las diversidades sexuales y de género.
El mundo del trabajo en occidente, tal y como le conocemos, ha sido un sostén primordial de la expansión colonialista del sistema capitalista y de la universalización de una sociedad eminentemente patriarcal. El patriarcado ha operado como un dispositivo de opresión que sitúa al varón blanco, cisgénero y heterosexual en una escala de desarrollo humano superior a la mujer e incluso por encima de aquellos hombres no blancos o a quienes considera fugados del legado de la masculinidad.
Así, el colonialismo, el racismo y la heteronormatividad, ayudan a sostener esta forma de invención occidental, que se reproduce, legitima y naturaliza en la división social y sexual del trabajo. (Filigrana, 2020)
En Colombia, en los últimos años, se ha venido reconociendo de manera importante derechos laborales de las personas LGBTQ+, por medio de sentencias de la corte, se nos recuerda la igualdad de oportunidades para todos y todas sin discriminación; sin embargo, la igualdad jurídica dista mucho de garantizar en la cotidianidad ámbitos laborales respetuosos de las orientaciones, expresiones e identidades diversas de género. Así, en los contextos laborales sigue existiendo una tendencia a segmentar oficios, controlar, invisibilizar o borrar aquellas identidades que se alejan de la heteronormatividad.
“Merecemos mostrarnos como somos, necesitamos algo mas que una aceptación en silencio”. Esta afirmación planteada por Juan en un conversatorio sobre violencias a personas LGBTQ+, es un grito ante un repertorio de discursos y prácticas que socialmente han venido normalizando injusticias, despersonalizando a los sujetos y condicionando sus corporalidades.
Pareciera que nuestra sociedad ha instalado el discurso de la diversidad, a través del uso de eufemismos para hablar de manera políticamente correcta, pero en la práctica cotidiana el otro y la otra, siguen siendo jerárquicamente inferiores. Se les imponen símbolos de tradición y se les somete a imágenes donde las diferencias siguen siendo asumidas como amenazas. Ese otro/a “diverso”, debe habitar lugares homogenizantes, binarios y estereotipados; espacios de trabajo donde lo no binario, lo disidente, lo raro, lo marica, tiene cabida siempre y cuando se silencie.
Muchas personas participantes en procesos educativos desarrollados por la Corporación Caribe Afirmativo manifiestan que, en muchos escenarios laborales, a pesar de los avances y conquistas de derechos, se continúan excluyendo y discriminado a las personas con expresiones de género diversas y sexualidades disidentes, sus cuerpos, estéticas, comportamientos y prácticas siguen siendo moralizadas, condenadas, controladas, ridiculizadas o incluso, invisibilizadas.
Se les aparta a lugares indeterminados y a roles periféricos; comentan que para no ser discriminadas o encarnar la exclusión del mundo laboral, deben mantener oculto, aquellas expresiones de genero no binarias que molestan la normatividad de lo masculino y lo femenino, toca entonces reprimir “los ademanes” y reafirmar la idea de algo así como… “usted puede ser LGBTQ+ o lo que quiera, pero que no se le note”
El mundo empresarial aun esta distante de contar con protocolos específicos y rutas claras que prevengan las discriminaciones y exclusiones por prejuicio sexual en el ambiente laboral. La vulnerabilidad se refleja para las personas en dos situaciones concretas de discriminación: el antes de la vinculación y cuando ha sido contratada. En el antes, las entrevistas cargadas de preguntas invasivas, la exigencia de ciertos códigos de vestimenta y perfiles sobrecalificados dejan por fuera a quienes no logran ajustarse y quienes, cuentan con “el privilegio” o la suerte de ser vinculadas, se deben mantener ocultas o someterse a críticas, acosos, burlas, sobrecarga laboral, entre otras.
Ahora bien, según datos del observatorio de la Caribe Afirmativo, solo el 35% de las personas LGBTQ+ han logrado tener un empleo a través de una vinculación formalizada. El 65 % trabaja en escenarios de economía informal, donde el rebusque cobra mayor fuerza cuando se intersecciona categorías como la identidad trans, o ser una persona migrante venezolana. Allí las fronteras entre trabajo y explotación laboral terminan siendo difusas.
Hemos encontrado que el perfil ocupacional de las personas abiertamente LGBTQ+ esta caracterizado por establecimientos y espacios dedicados al sector servicios como discotecas, bares, cafés, saunas, spa, peluquerías, almacenes de ropa, cabinas y servicios de webcam. En esta economía de servicios, como lo ha venido planteado la Organización Internacional del trabajo- OIT, es donde se presenta mayor flexibilidad y precarización del trabajo. Además, en estos espacios, se evidencian acciones de discriminación asociadas a la asignación de roles, oficios y tareas, dependiendo de los niveles percibidos de masculinidad y feminidad, de la visibilidad en términos de expresión y comportamiento.
De esta manera, por ejemplo, hemos podido identificar que a mujeres percibidas masculinas (cabello corto, rudas y sin maquillar) las sitúan en oficios de vigilancia, seguridad y logística. A los hombres afeminados, se les ubica en roles de decoración, de diseño y estética y a mujeres trans, las puertas solo suelen abrirse a la peluquería, la presentación de shows de eventos y bailes de medianoche en discotecas y bares.
Cuando la exclusión del mundo formal del trabajo se hace evidente, el trabajo sexual, la prostitución, la economía callejera y los llamados emprendimientos entran a constituirse como espacios y actividades para la sobrevivencia, socialmente justificados y naturalizados para las personas LGBTQ+ por el hecho de ser como quieren ser y no como deberían ser.
Nancy Fraser (2008) afirma que este fenómeno de segregación laboral por prejuicio sexual es consecuencia del no reconocimiento de las personas LGBTQ+ como sujetos sociales, que lleva a justificar, normalizar, mantener y reproducir una injusticia socioeconómica y una injusticia cultural o simbólica.
Retos y desafíos
En la reforma laboral es necesario una política integral de empleo con un enfoque diferencial, interseccional LGBTQ+, de género y migratorio que puntualice en derechos, otorgue reconocimientos a empleadores y sancione a quienes los vulneran.
Es urgente una política económica que involucre políticas empresariales incluyentes y coadyuve a transformar imaginarios que reproducen el rechazo por las diferencias. Una política que aporte a la transformación de imaginarios cargados de prejuicio sexual y que requiere de protocolos y rutas claras y seguras.
Es necesario impulsar políticas que trasciendan medidas temporales y que, de manera integral y articulada, aborde los elementos estructurales para lo protección de los derechos de esta población, que ayuden a romper con los ciclos de precarización y prevenir que las personas LGBTQ terminen en redes de trata, de explotación y criminalización.
El desarrollo de políticas públicas y acciones afirmativas que generen espacios laborales dignos y seguros para las mujeres y hombres trans, este asunto debe estar articulado a las políticas de educación superior que garanticen igualdad de oportunidades en el acceso y la permanencia.
Generar acciones educativas que permitan transformar imaginarios y prejuicios que la sociedad tiene frente al tema trans y las expresiones no binarias del género; ello también implica, (des)normalizar y (des)romantizar la idea que la calle es el lugar ideal para las personas LGBTQ+, puesto que es un escenario de vulneración de derechos, de revictimización y se ha convertido en uno de los pocos espacios donde las mujeres trans pueden auto reconocerse y vivir en y desde su identidad de género.
Bibliografía
Filigrana, Pastora (2020) El pueblo gitano contra el sistema-mundo, de Pastora Filigrana. Akal.
Perez Álvarez, A. (2017). Trabajar Sin Romper El Molde: Discriminaciones En Espacios Laborales A Personas LGBT En Cartagena De Indias Y Barranquilla, Colombia. Universidad de Cartagena.
Pérez, Alexander, Correa, Guillermo & Castañeda, Wilson (2013). Raros. Diversidad sexual y mundo laboral. Discriminación y exclusión. Medellín: Escuela Nacional Sindical
Fraser, Nancy (2008) La justicia social en la era de la política de identidad: redistribución, reconocimiento y participación. Revista de Trabajo, Año 4, Número 6. En: https://www.jep.gov.co/Sala-de-Prensa/Documents/Fraser_justicia%20social.pdf