10 de diciembre de 2021. A 10 de diciembre de 2021, 73 años después de haber sido aprobada la Declaración Universal de Derechos Humanos, hechos como este cuestionan la existencia de conciencia en algunos seres humanos.
“En Colombia es muy difícil ser una mujer trans, es como llevar la muerte a cuestas”, fueron las palabras de Cristina Cantillo, una mujer trans, activista y directora de la Fundación Calidad Humana, que quedarán en nuestra memoria y que permanecerán aun cuando las personas que arrebataron su vida sean capturadas o se entreguen libremente a las autoridades.
Hasta la fecha, desde el Observatorio de DD. HH. de Caribe Afirmativo, hemos registrado a nivel nacional 29 casos de asesinatos a personas trans en lo que va del 2021, cuya cifra en comparación supera los 27 casos registrados en el año 2020. Por su parte, en el Caribe colombiano, se han registrado 8 casos en lo que va del 2021, cifra que se mantiene igual en comparación con el año anterior, cuyo total fue de 8 casos registrados.
Desde el 7 de diciembre diferentes organizaciones defensoras de derechos humanos nos hemos unido en un solo clamor para continuar demandando justicia y exigir que el asesinato de Cristina no quede en la impunidad ni en el olvido.
Ayer, 9 de diciembre, ante este aberrante hecho, se dio lugar en la Fiscalía de Santa Marta (Magdalena) el primer plantón bajo el nombre #JusticiaparaCristina y hoy, Día internacional por los derechos humanos, las mujeres del Comité nacional del paro se darán cita a las 3:00 p.m. en el Centro de Memoria, Paz y reconciliación de Bogotá donde las manifestaciones continuarán.
“Que caigan los feminicidas y violadores de los derechos humanos de todas y todos”, indica la organización convocante, la cual invita a que las y los interesados en asistir porten una vestimenta negra, porque estamos de luto. Nada justifica cegar la vida de una persona.
Por su parte, Ernst Noorman, Embajador de los Países Bajos en Colombia manifestó en redes sociales su malestar ante el asesinato de esta lideresa y activista quien en innumerables ocasiones denunció amenazas de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, pero su voz, su llanto desesperado y su grito por ayuda no fue escuchado a tiempo.
Hemos conocido por diferentes medios que algunas autoridades han destinado unos cuantos millones como recompensa a quien de información sobre la persona o personas que perpetraron el asesinato; no obstante, el dinero que se invierta en recompensas no devolverá la vida ni la sonrisa a quien el odio, el desprecio y el rechazo arrebataron.
Como organización que lucha por el reconocimiento de las diversidades sexuales y de género rompemos el silencio y reclamamos que estas violencias no se conviertan solo en cifras que nadie recuerda. Además, subrayamos lo mencionado el pasado 20 de noviembre, Día de la Memoria Trans, las vidas trans son lucha y resistencia, una constante disputa entre la diversidad en las identidades y los cuerpos y un Estado que oprime los derechos, enmarcado en un contexto de complicidad social y cultural que parece destinar al olvido estos hechos violentos. A su vez, hemos fungido como garantes en el acceso a la justicia de las mujeres trans, no solo con la visibilización de los casos de violencias a través del observatorio de DD. HH. y sus informes de investigación, sino también con el acompañamiento jurídico y psicosocial de las víctimas.
Hoy seguimos buscando generar conciencia de la transfobia y la violencia histórica y estructural que han sufrido las personas trans, una cruda realidad que va en contravía de los derechos humanos y que atenta contra la vida de miles de personas alrededor del mundo. A pesar de todos los progresos en las diferentes áreas científicas y tecnológicas, la elemental conciencia por el respeto a la diferencia y al libre albedrío, sigue siendo una carencia claramente visible, desconcertante y sorprendente en una sociedad que tanto proclama la libertad y el derecho a la libre expresión de la personalidad.